En lo respectivo a las medidas adoptadas por el gobierno en procura de los objetivos deseados, que se agregaron a la menor expansión del crédito y los salarios que se venían implementando desde 1949, fueron esencialmente las siguientes: se buscó mejorar la relación de los precios agropecuarios a través de tipos de cambio diferenciales; se restringió la faena de animales y el consumo interno de carnes, con miras a incrementar los saldos exportables; se impusieron restricciones a la importación, disponiéndose la expropiación de mercaderías importadas acopiadas en depósitos; se extremó la selectividad del crédito y se aumentó la tasa de interés para estimular el ahorro interno; se estableció un congelamiento de precios y salarios a la fecha del plan, prolongándose la vigencia de los nuevos convenios paritarios durante dos años; se organizó la creación de una comisión permanente de precios y salarios a fin de vincular los aumentos de estos últimos al incremento de la productividad e impedir alzas de precios no justificadas por mayores costos; se procuró racionalizar las obras públicas para disminuir gastos, manteniéndose sólo las mas esenciales y necesarias.
Poco mas tarde, en otro mensaje radial, Perón volvía sobre el tema, reafirmando los principios anunciados y destacando la imprescindible participación popular en la ejecución y control del plan. Instó nuevamente a aumentar la producción y moderar el consumo: "EI justicialismo sólo puede asegurar una justicia distributiva en relación con el esfuerzo y la producción ... Las comunidades mas ricas y felices no son las que ostentan el mas elevado consumo. Son las que producen más y ahorran sobre la diferencia". Asimismo, abundó en consideraciones acerca de la necesidad de postergar aspiraciones sectoriales en favor del beneficio común.
Asimismo, la Subsecretaría de Informaciones redoblaría esfuerzos para dar al plan una amplia difusión: folletos, informaciones en los noticieros y en la prensa escrita y oral. Inclusive, actores cómicos de la época -como Luis Sandrini- incluyeron en sus programas radiales exhortaciones humorísticas a modificar los patrones de consumo y contribuir al esfuerzo empeñado.
Las medidas de gobierno se fueron cumpliendo, pero -lo que fué más importante- el pueblo comprometió su esfuerzo. Se sintió identificado y colaboró, aunque se le pidiera austeridad. No era la primera vez, ni sería la última, que se adoptaban medidas económicas de corte restrictivo y estabilizador, generalmente con poco o nulo éxito.
Pero en 1952 las cosas resultaron diferentes: en primer lugar, el esfuerzo requerido a los trabajadores no incluyó penurias mayúsculas, porque los aumentos de salarios obtenidos en las paritarias significaron entre un 40 y un 80% por sobre las remuneraciones de 1949, amortiguando así los efectos del congelamiento. Hubo también reajustes en los precios cuando resultó necesario.
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Pero además, el gobierno mantuvo los subsidios a la producción de ciertos rubros de consumo popular -como el pan, la carne, el azúcar y otros productos del agro-, evitando así que la mejora de los precios de exportación repercutiera sobre los, precios internos.
Si esto podía merecer la censura de los economistas ortodoxos, constituía en realidad un mecanismo redistributivo, porque los sectores económicamente mas favorecidos contribuían con sus impuestos a abaratar los consumos principales de los sectores populares.
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Perón presenta el segundo plan quinquenal en el Congreso de la Nación. |
Los resultados exitosos del plan de estabilización comenzaron a percibirse pronto: la inflación de 1952 apenas superó a la del año anterior y luego descendió bruscamente. Sólo alcanzó al 4% durante 1953 y al 3% en 1954. El salario real, que venía descendiendo lentamente desde 1949 -su punto mas elevado- comenzó a recuperarse y se mantuvo una alta participación de los trabajadores en el total del ingreso.
Las exportaciones de 1953 resultaron un 60% superiores a las del año precedente -con el consiguiente efecto favorable sobre la balanza comercial- y la actividad económica interna tendió a recuperarse, al igual que las remuneraciones.
Antonio Cafiero haría el siguiente balance de los resultados del plan: ''Todo ello se logró sin ayuda exterior, sin convocatoria internacional de acreedores, sin gran 'cambio', sin imponer a la clase mas necesitada de la población sacrificios exagerados, sin lamentos ni llorosas claudicaciones, sin hipotecar al país ni rematar sus riquezas, ni represión obrera.
Bastó, nada mas, con apelar a las reservas morales del pueblo y sus organizaciones económicas y sociales de trabajadores y empresarios, para obtener resultados que pudieron exhibirse como ejemplo mundial de disciplina y voluntad popular puestas al servicio de grandes objetivos nacionales".