(2) Se organiza la recepción

Mientras tanto, en Buenos Aires, se llevaban a cabo los preparativos para recibir a Perón. Se preparaba una inmensa movilización popular, tanto por parte de las organizaciones juveniles como de los sindicatos. También podía preverse una enorme concurrencia espontánea, facilitada por el gobierno que dispondría transporte gratuito desde todos los puntos del país. 

Duración: 1 minuto
 
 
20 de junio: la fiesta popular en Ezeiza
 
 
Figura 4:
 
Palco central del acto del 20 de junio en horas de la madrugada. 
Figura 5:
 
Una verdadera multitud sólo comparable con el Cabildo Abierto del año 1951, se movilizó al rencuentro con su líder.
Figura 6:
 
Galimberti. Alberto Brito Lima y Osinde, en los momentos previos al enfrentamiento suscitado en el acto de Ezeiza.

En las inmediaciones de las facultades de la Universidad de Buenos Aires se preparan fogones, para reunir a los jóvenes que concurrirán encolumnados a Ezeiza. A lo largo de la autopista Ricchieri se levantan carpas y se instalan puestos sanitarios, se colocan altoparlantes.

Figura 7:
 
Millones de personas desbordadas de alegría por el reencuentro se acercaban a Ezeiza.

Desde el día 19 van llegando contingentes provenientes del interior, que son trasladados por centenares de colectivos desde las estaciones ferroviarias. Por la mañana del 20, inmensas columnas de gente avanzan hacia la autopista que conduce a Ezeiza. En la intersección de la autopista Ricchieri y la Ruta 205 se levanta el palco al cual pugna por acercarse esa marea humana. Desde allí -según se ha programado- se dirigirá Perón a su pueblo. 

Duración: 1 minuto
 
 
Ezeiza, la fiesta popular.
 
 
Figura 8:
 
De los cuatro puntos cardinales del país llegaban las columnas de trabajadores a testimoniar su reencuentro con el líder.

Si los sectores juveniles de la izquierda peronista habían prevalecido en la organización del acto de asunción de Cámpora, en esta oportunidad las cosas serían diferentes. Por lo pronto, en la Comisión Organizadora figuraban representantes de los sectores ortodoxos: Norma Kennedy, Alberto Brito Lima y el coronel Jorge Osinde, secretario de Deportes, que tendría a su cargo la seguridad del acto, excluyendo de la misma a las fuerzas policiales.

Estalla la violencia

Ya desde la mañana del 20 de junio, la inmensa concurrencia se distribuía sobre la avenida, así como en los bosques adyacentes. Fogatas, bombos y estribillos, en el país, saludarían el reencuentro de Perón con su pueblo. Pero la violencia estaba agazapada. Era evidente que los distintos sectores en que se dividía el peronismo, pugnarían por aportar su presencia masiva y prevalecer sobre el ánimo de Perón a través de una "primera impresión". Eso daría lugar a una lucha por la ubicación en los sitios adyacentes al palco. 

Figura 9:
 
Al llegar una columna de manifestantes de la 'Tendencia" se originó el tiroteo ante el estupor de la mayoría de peronistas que no comprendían lo que sucedía.

Desde el día anterior, los primeros lugares habían sido copados por militantes de la Juventud Sindical y el Comando de Organización, con la consigna de impedir la proximidad de los grupos identificados con la "Tendencia Revolucionaria" y Montoneros. 

Duración: 1 minuto
 
 
Los enfrentamientos en Ezeiza.
 
 

Hacia las14 horas -ya se habían producido algunos incidentes serios- una nutrida columna que portaba carteles de FAR y Montoneros arribó a las cercanías del palco. Poco después se iniciaba un intenso tiroteo. Aparentemente, desde el palco oficial, la gente de Osinde respondía a una agresión proveniente de un bosque a unos 150 metros. 

Figura 10:
 
Traslado de uno de los heridos luego del primer enfrentamiento.

Mientras la gente se protegía arrojándose a tierra, el tableteo de las ametralladoras empañaba luctuosamente la fiesta popular. El intercambio de disparos se prolongó por espacio de 45 minutos. 

Documentos:

Campo de Marte: Ezeiza.
Carlos A Fernández Pardo -
Leopoldo Frenkel.

Ver

Ya sobre la hora prevista para el arribo de Perón, varios jóvenes subieron a unos árboles situados en las cercanías del palco. Avistados por la custodia, se les conminó a descender en el término de diez segundos. Transcurrido el plazo, recomenzaron los disparos, respondidos desde la arboleda. 

Figura 11:
 
Ante la confusión sólo la sangre fría de la mayoría de los participantes evitó una verdadera tragedia.

En esas circunstancias, el vicepresidente en ejercicio de la presidencia, Vicente Solano Lima, consideró oportuno comunicarse con el avión de Aerolíneas Argentinas que traía a Perón, disponiendo que el mismo aterrizara en la base aérea militar de Morón. Allí tocó tierra el jefe justicialista, a las 16.45 horas. 

Duración: 9,24 minutos
 
 
Los enfrentamientos. Cortesía de Roberto Di Chiara
 
 
Figura 12:
 
Imágenes desde el Palco con despliegue de armas.

En Ezeiza, el infierno continuaba. Leonardo Favio -uno de los animadores oficiales- solicitaba donantes de sangre por los parlantes, ya las seis de la tarde arreciaba nuevamente el tiroteo. 

Figura 13:
 
Leonardo Favio y Suarez, trataron infructuosamente de imponer orden entre los grupos antagónicos.

Con las primeras sombras, comenzaba la silenciosa desconcentración de la gente, ya enterada de que Perón había aterrizado en otro sitio. La jornada culminaba con un lamentable saldo de muertos y heridos. Después, llegaría el turno a las mutuas acusaciones y la imputación de responsabilidades. 

Muchos acusarían al ministro del Interior, Righi, por supuesta negligencia en sus funciones. Este se defendería destacando que la responsabilidad de mantener la seguridad en el acto había quedado a cargo de Osinde. 

Figura 14:
 
La gente se resguarda como puede del tiroteo.

El Consejo Superior de la Juventud Peronista señalaba la culpabilidad de Osinde, Norma Kennedy y Brito Lima: "La organización del acto estuvo destinada a impedir el encuentro de Perón con su pueblo (…). Hasta tanto esas bandas armadas, comandadas por el coronel Osinde, se interpongan entre Perón y el pueblo estos incidentes estarán permanentemente al día.

Durante estos 18 años tuvimos un enemigo identificado en la camarilla militar. En estos momentos nuestros enemigos son también, y quizás con mayor peso, estos sectores contrarrevolucionarios aliados a la CIA, al sindicalismo traidor y que utilizan a otros sectores del Movimiento como carne de cañón”.

Figura 15:
 
Un militante es salvajemente subido al palco.

Otra era la versión del vicepresidente, Solano Lima: “Lo que sucedió en Ezeiza el día en que retornaba Perón fue un intento de golpe de estado que posiblemente iba a tener como consecuencia la muerte de mucha gente y no se si estaba premeditado también el asesinato de Perón (...). En Ezeiza había un gentío enorme, pero esa multitud estaba en un estado de indefensión ya que no había policías ni fuerzas del Ejército o Gendarmería. 

Figura 16:
 
Norma Kennedy.

“A eso de media mañana se oyeron tiros y a las doce y media había ya diez muertos y una cantidad indeterminada de heridos. El tiroteo era alrededor de la tribuna en que iba a hablar Perón (...) la puja se dio entre la juventud socialista y los obreros peronistas (...). Había francotiradores en la copa de los árboles y a sus pies también los había con armas largas... " 

Figura 17:
 
Una persona con un arma larga entre los manifestantes.

Nunca se llegaría a establecer con exactitud el número de víctimas minimizado por unos, exagerado por otros-, como tampoco sería fácil determinar culpabilidades ni saber quién hizo el primer disparo. Pero lo cierto es que estaban las armas -y con toda evidencia- la decisión de usarlas. 

Figura 18:
 
Los músicos de la Banda parapetándose detrás de sus instrumentos.

Había dos concepciones antagónicas, y quienes las sustentaban creían que el modo de imponer las propias consistía en la eliminación física del adversario. Ese cruento enfrentamiento marcaba la imposibilidad de un acuerdo imprescindible y presagiaba tragedias futuras. 

Algunas versiones hablan de una micro blindado o camión donde viajaba Galimberti con el firme propósito de acercarse al palco “de cualquier forma”.

Además sería ingenuo descartar que agentes extranjeros aprovecharían la oportunidad para desatar un enfrentamiento entre los extremos del movimiento. La primer agresión partió desde los árboles de un bosque donde algunos testimonios hablan de sofisticadas armas y gente “extranjera”.

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