(4) Lanusse a la presidencia: el GAN

Pero el presidente se sentía, sin duda, acosado por el comandante en jefe del Ejército. El 9 de Febrero -en lo que se interpretó como una medida destinada a debilitar a Lanusse-, solicitó la renuncia a Francisco Manrique, ministro de Bienestar Social. 

Figura 36:
 
Ministro de Bienestar Social, Francisco Manrique.

Pocos días después, Levingston prescindió del intendente de Buenos Aires, general Iricibar, y de los gobernadores de Córdoba, Tucumán, y San Juan. En la primera de las provincias mencionadas, reemplazó a Bernardo Bas por el Dr. José Camilo Uriburu, ideológicamente filiado como nacionalista. Según se vería, su elección no había sido feliz. Una vez más, Córdoba derribaría a un presidente.

Figura 37:
 
Gobernador de Tucumán, Carlos Imbaud.

EL “Viborazo”

A poco de asumir, el gobernador Uriburu pronunció un discurso en presencia de Levingston, denunciando “…la conjura conceptual de la contrarrevolución que procuran orquestar la avaricia contenida, la ineficiencia desplazada y la bandera roja, por medio del intento fraticida”. Y terminó comparando a la subversión  con una venenosa serpiente, “cuya cabeza quizá Dios me depare el honor de cortar de un solo tajo”. 

Figura 38:
 
Gobernador de Córdoba José Camilo Uriburu.

Ni el hombre ni las palabras eran los más adecuados para el denso clima político de la provincia. Pocos días más tarde, la violencia estallaba nuevamente. La CGT provincial dispuso una huelga para el 12 de Marzo, que obtuvo el apoyo del comercio y la industria. El Tercer Cuerpo de Ejército adoptó medidas de prevención, temiendo un nuevo “Cordobazo”.

Figura 39:
 
Disturbios  en el Barrio Clínicas de Córdoba durante el Viborazo. La policía efectúa numerosas detenciones.
Figura 40:
 
Las barricadas en pleno centro de la ciudad mediterránea obligó a la policía a actuar constantemente agrupada.

El día indicado, el paro se cumplió con ocupación de fábricas. Las medidas policiales de represión produjeron la muerte de un joven obrero, así como varios heridos. A continuación, la CGT convocó nuevas medidas de fuerza para los días 15 y 16, ésta última incluyendo movilizaciones.

Figura 41:
 
Humor popular respecto de la frase del gobernador Uriburu.
Duración: 1 minuto
 
 
El Viborazo.
 
 

A las diez de la mañana, los trabajadores abandonaron sus tareas y se dirigieron hacia el centro de la ciudad. Pero los disturbios comenzarían en las primeras horas de la tarde: incendio de automóviles, destrucción de vidrieras, fogatas y barricadas. La guardia de infantería de la policía provincial comenzó la represión con apoyo de la policía federal, sin embargo, la furia de los manifestantes no pudo ser aplacada hasta el anochecer.

Figura 42:
 
En el piso un policía herido a las puertas de la propia jefatura. El estallido de violencia parecía por momentos incontenible.

A las 22.30 hs, el gobernador Uriburu ofrecía a Levingston su renuncia, no había podido cercenar la cabeza de la víbora. Un diario local publicó una caricatura representando a una serpiente que dormitaba, tras haberse devorado a su presunto verdugo. El humor popular recordaría el episodio como “Viborazo”.

Figura 43:
 
Estudiantes cordobeses reprimidos por la policía en el Viborazo.

Lanusse desplaza a Levingston

El reemplazo de Uriburu pareció pacificar Córdoba, pero la suerte de Levingston estaba echada. La provincia fue declarada zona de emergencia y las fuerzas de seguridad quedaron subordinadas al Tercer Cuerpo de Ejército.

Figura 44:
 
Policía montada reprimiendo un acto del 17 de Octubre en la ciudad de Rosario. El humor popular bautizaría a los efectivos de la policía montada como: Capicúa (animal-montura-animal).

El 19 de Marzo, el presidente relevó al Jefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier Ezequiel Martínez -otro hombre próximo a Lanusse- acusándolo de haber mantenido contactos con dirigentes gremiales. Finalmente el 22 se decidió a destituir al Comandante del Ejército.

Seguro de contar con el apoyo de la fuerza, Lanusse se reunió esa misma noche con Gnavi y Rey para acordar el desplazamiento de Levingston. Al día siguiente, la Junta de Comandantes reasumía el gobierno. El 26 Alejandro Agustín Lanusse era designado nuevo presidente al tiempo que retenía su cargo de comandante del Ejército.

Figura 45:
 
El Comandante en Jefe del Ejército Lanusse llega a la Casa de Gobierno.

El día anterior a la designación de Lanusse, Manrique había recuperado la cartera de Bienestar Social, en tanto, que al frente del ministerio del Interior era colocado un hombre clave para la estrategia política del presidente-comandante: el dirigente radical Arturo Mor Roig.

EL Gran Acuerdo Nacional

Por fin, este oficial del arma de caballería y perteneciente a una familia ligada a los intereses agropecuarios, ocupaba la presidencia. Acérrimo antiperonista -había sido dado de baja y sufrido prisión por su participación en el alzamiento de Benjamín Menéndez, en 1951-, Lanusse no estaba exento de ambiciones ni de astucia política. Sobradamente, había entendido que el proceso militar iniciado en 1966 transitaba su etapa agónica y que la salida política resultaba inevitable.

Figura 46:
 
Alejandro Agustín Lanusse entrando a la Casa de Gobierno.

También estaba persuadido de que la exclusión del peronismo era otra estrategia agotada: ninguna estabilidad sería posible -los años recientes lo enseñaban- sin ese protagonista esencial. Por lo demás, la emergente protesta social y la violencia eran ejercidas por sectores que -en muchos casos- se proclamaban peronistas. Era preciso, pues, admitir al peronismo para incorporarlo al sistema, para “volverlo a la normalidad”.

Documentos:

El desarme de la agresión.
Escrito de Juan Perón

Ver

Pero nadie podría acordar con el peronismo sin hacerlo con Perón. Habría que entenderse con él, lograr su buena voluntad y su asentimiento para que todas las fuerzas políticas representativas pudieran confluir en un acuerdo. Un Gran Acuerdo Nacional (GAN), del cual el propio Lanusse sería el garante. Y que, previsiblemente, habría de servir de base a sus ambiciones políticas.

Figura 47:
 
Perón e Isabel junto al boxeador “Goyo” Peralta y su esposa.

Así Lanusse diseñaría su propia estrategia, a la vez paralela y coincidente –aunque obviamente opuesta en los fines con la “Hora del Pueblo”. El ministro Mor Roig se apresuró a levantar la veda a los partidos políticos, reintegrándoles sus bienes y locales. Levantó también las sanciones a los sindicatos y anunció la próxima convocatoria. El clima de distensión era evidente.

Figura 48:
 
Luego de renunciar sin oponer resistencia, Levingston se retira de la Casa de Gobierno.

También sería Mor Roig el encargado de iniciar conversaciones con el radicalismo: el 5 de Abril se reunió con Ricardo Balbín. Poco después, Edgardo Sajón -secretario de Prensa de la presidencia- afirmaba que Lanusse estaba dispuesto a dialogar con Perón. Para reafirmar su vocación de diálogo, el presidente se reunía el 13 de Abril con dirigentes sindicales: Rucci, Coria y Adelino Romero fueron sus interlocutores.

Figura 49:
 
Perón y el peronismo eran temas permanentes de la prensa de la época.

Una entrevista secreta

Pero además de los canales orgánicos, Lanusse no desdeñaría las gestiones reservadas. La creciente violencia política hacia urgente tantear a Perón, saber cual era su intención y de ser posible -comprometerlo en una declaración condenatoria a la guerrilla que actuaba en su nombre. Un emisario del presidente -el coronel Cornicelli- viajó secretamente a Madrid durante el mes de Abril, para entrevistarse con el líder justicialista.

Duración: 30 segundos
 
 
Asunción de Alejandro Agustín Lanusse.
 
 

La celebración de esas conversaciones y la grabación de su contenido saldrían a la luz algún tiempo después. Perón no se dejó comprometer en modo alguno, e insistió ante su interlocutor en que la violencia era una resultante de las condiciones políticas imperantes en la Argentina. En consecuencia, el problema se resolvería cuando variaran esas condiciones.

Esa entrevista fue, para Lanusse, el primer indicio de que sus planes políticos no serían de fácil concreción. No obstante, persistiría en ellos.

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