En ese clima signado por la vonciglería "patriótica" en torno al petró1eo y el conflicto con la Iglesia, se llega al mes de junio. El día 11 -según se ha narrrado anteriormente- tiene lugar la procesión de Corpus Christi, produciéndose el sonado episodio de la quema de la bandera y el posterior abandono del país de los monseñores Tato y Novoa, que llevan la tensión a límites extremos.
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20 North American AT6 de la armada, al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots. |
Cinco Beechraft AT11 de la armada, comandados por el capitán de corbeta Jorge Imaz. |
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Tres patrulleros/bombarderos Catalina, de la Base Espora, al mando del capitán de corbeta Enrique Mansilla. |
Jet Gloster Meteor de la base Morón. Algunos de estos aparatos participaron de las fuerzas leales. |
Hacia fines del año 1954 y principios de 1955, debe situarse la renaudación de la actividad conspirativa en el seno de las Fuerzas Armadas. Con particular intensidad en el arma naval, donde la oposición el peronismo era mucho más fuerte.
El gobierno no estaba ajeno a esas actividades, de las que recibía frecuentes informes a través del teniente coronel Jorge Osinde. Sin embargo, no parecía tomarlas muy en serio. En febrero de 1955, un grupo de capitanes de fragata, en unión de algunos oficiales de aeronáutica, comenzó con el trazado de un plan revolucionario que incluía el asesinato del presidente de la Nación. Necesitados de un oficial superior que encabezara la intentona, lograron la adhesión del contralmirante de infantería de marina Samuel Toranzo Calderón.
También se procuraría obtener el apoyo del ejército, para lo cual se contactó al general Eduardo Lonardi, a través del capitán Antonio Rivolta. Pero Lonardi se excluyó, por considerar que no estaban dadas aún las condiciones apropiadas. El general Pedro Eugenio Aramburu, por su parte, se manifestó de acuerdo, pero se excusó de su participación porque carecía de tropas bajo su mando (era director de Sanidad del ejército).
Duración: 2 minutos |
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Bombardeo a la Plaza de Mayo. Discurso de Perón del 13 de junio de 1955, 3 días antes del ataque. |
Más suerte tendrían los conspiradores con el general León Bengoa, a quien el militante nacionalista Luis María Pablo Pardo puso al habla con Toranzo Calderón. Bengoa tenía mando de tropas con asiento en la provincia de Entre Ríos. Ambos jefes se pusieron de acuerdo al encontrarse secretamente en Buenos Aires. Convinieron buscar apoyo de otros oficiales, procediendo siempre con extrema prudencia, y volver a reunirse algún tiempo después.
Se buscó dar cierta base política al gobierno que habría de surgir del golpe militar. Para ello se hicieron contactos tanto con nacionalistas como con liberales, unidos por la aspiración común de acabar con Perón. Calderón habría de encabezar el futuro gobierno, asesorado por una junta civil que integrarían el radical unionista Miguel Angel Zabala Ortiz, el conservador Adolfo Vicchi y el socialista Américo Ghiodi. No contaban, en cambio con la adhesión formal del radicalismo, conducido por Frondizi, ni tampoco con otros apoyos firmes en el ejército.
Duración 2 minutos |
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El bombardeo a Plaza de Mayo. La hora de los hornos. Grupo de cine liberación |
Los sucesos del 11 de junio influyeron sobre los complotados, instándolos a acelerar sus planes. Aunque Bengoa era partidario de incorporar a otros generales, Toranzo Calderón tuvo noticias de que el gobierno estaba sobre la pista, lo que lo persuadió de la necesidad de actuar sin más de moras.
La circunstancia de que el 16 de junio tendria lugar un acto de homenaje al general San Martín, con la participación de una formación de aviones Gloster Meteor que sobrevolarían la Catedral en horas del mediodía, decidió a los conspiradores por esa fecha. Se efectuaría un ataque aéreo a la Casa de Gobierno para dar muerte a Perón.
Al mismo tiempo, un batallón de infantes de marina atacaría el edificio por tierra. También atacarían civiles armados, apoyando el ataque y tomando radios para emitir comunicados. Bengoa levantaría sus tropas en el Litoral y recibiría el apoyo de las escuelas de Artillería y Aviación de Córdoba, además de la base naval de Puerto Belgrano.
Establecido en el ministerio de Marina, Toranzo Calderón obtuvo el apoyo del comandante de infantería de marina, vicealmirante Benjamín Gargiulo, y del ministro Aníbal Olivieri, que se internó el día anterior en el Hospital Naval para despistar.
Pero nada saldría como los sublevados lo habían planeado. El ministro de Ejército, general Lucero, supo en la noche del 15 al 16 que estallaría un intento golpista. Sin tomarlo muy en serio, informó a Perón. En horas del mediodía , se conoció el levantamiento de la Escuela de Mecánica de la Armada. Lucero volvió a entrevistarse con Perón y recibió de este instrucciones de reprimir el alzamiento. Al mismo tiempo, persuadió al presidente de la necesidad de abandonar la Casa de Gobierno y trasladarse al subsuelo del ministerio de Ejército.
En esos momentos los rebeldes se habían apoderado del aeropuerto de Ezeiza, la Escuela de Mecánica, el Arsenal de Marina y el Ministerio de esa fuerza. Tropas de infanteria de marina se aproximaban a la casa de gobierno.
Mientras sus colaboradores adoptan disposiciones necesarias para reprimir a los sublevados, Perón recomienda al brigadier San Martín que se evite de bombardear el aeropuerto de Ezeiza. Luego, ante la noticia de que se están concentrando contingentes obreros en la CGT, manda a decir a Di Pietro que esos grupos no deben aproximarse a la Plaza de Mayo. Asimismo, instruye al jefe de policía para que no se produzcan desmanes en las calles.
Hacia las 12.45, aviones de la marina y la fuerza aérea sobrevuelan la Plaza de Mayo con su carga de muerte. Se inicia el bombardeo de la Casa de Gobierno y el ministerio de ejército. Con saña inaudita, los pilotos asesinos arrojan bombas y metralla sobre los transeúntes.
Desoyendo las indicaciones del presidente, la CGT ha convocado por radio a los trabajadores. Muchos militantes peronistas se aproximan en camiones por la Avenida de Mayo cuando se produce la segunda incursión de los aparatos rebeldes. Esa vez se trata de los Gloster Meteor de la Aeronáutica, que descargan su artillería sin miramiento alguno.
“La finalidad perseguida era simple: asesinar al presidente de la república mediante el bombardeo aéreo o la acción terrestre; intimidar a la población bombardeando o ametrallando las concentraciones de civiles... | Audio 16 de junio de 1955. Juan Perón habla a raíz del movimiento subversivo desde su comando de represión. |
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El número de víctimas civiles es enorme. Aunque la versión oficial informará que los muertos han sido 300, algunos testimonios dan cuenta de mas de un millar. Sólo el odio antipopular que mueve a los insurrectos puede explicar tanta saña.
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Vicealmirante
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General León Bengoa.Único jefe de Ejército participante. Fue detenido. |
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ContraalmiranteBenjamín GargiuloEn la madrugada del 17 al verse rodeado, se suicidó en su despacho. |
Cap. de fragataNéstor NoriegaComandó los ataques. Su avión descargó la primera bomba. |
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Cap. de FragataAntonio RivoltaJefe de Adiestramiento del Estado Mayor Naval. Diseñador del golpe y activo promotor.Capturado, juzgado y sentenciado por el Consejo Supremo de las FFAA. |
Cap. de fragataJorge BassiMiembro organizador, responsable de la toma del Aeropuerto de Ezeiza que serviría de reabastecimiento para los aviones atacantes. Huyó al Uruguay. |
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Cap de fragataFrancisco ManriqueConspirador responsable del golpe, capturado y sentenciado. Luego periodista y fundador de un Partido Político. |
Cap. de fragataJuan Carlos ArgerichResponsable del fracasado intento de asalto directo a la Casa Rosada. Se rindió. |
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ContraalmiranteAníbal OlivieriMinistro de Gobierno Peronista. Fue juzgado y sentenciado. Fue luego premiado como embajador ante la ONU. |
Adolfo VicchiDirigente del Partido Demócrata (conservador) de Mendoza. Fue luego designado embajador en los EEUU. |
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Miguel Angel Zavala OrtizDirigente del ala unionista de la UCR. Unico civil que escapó al Uruguay. Fue ministro de Relaciones Exteriores de la administración Illia. |
Américo GhioldiExiliado en Montevideo, dirigente del Partido Socialista fue premiado integrando la Junta Consultiva de gobierno y luego embajador en Portugal. |
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C. E. Carús |
E. Gavazzi
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E. Coraga |
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L. Soto
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E. Marelli |
A. Martín |
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J. Jeannot |
O. Pedroni |
A. Pérez |
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A. Richmond |
R. Robatto |
J. Cano |
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J. De Martíni |
J. Garavaglia |
A. García |
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E. Gentilini |
C. Mossera |
J.C. Miranda |
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N. Noriega |
N. Papini |
S. Sobontes |
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O. Tachella |
M. Torres
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E. Velardo |
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J. Iglesias |
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En tanto, desde el ministerio de ejército se organiza la represión. La superioridad de las fuerzas leales va rindiendo todos los bastiones de los sublevados. Bengoa no ha podido mover sus tropas y los ataques a la Casa Rosada han sido rechazados.
Tropas de Ejército rodean el ministerio de Marina. El comando revolucionario deberá rendirse y el vicealmirante Gargiulo se quitará la vida de un disparo en el interior del edificio.
Pasadas las 18 se produce el último bombardeo, después de lo cual los pilotos rebeldes vuelan hacia el Uruguay. Más tarde se asegurará que en uno de los aviones viaja Miguel Angel Zavala Ortiz, que años más tarde sería canciller del gobierno de Arturo lllia.
Al caer la tarde, controlada ya la situación y mientras la policía retira los cadáveres que siembran las inmediaciones de la Plaza, Perón habla por radio: "Nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión (...) les pido que estén tranquilos, que cada uno vaya a su casa. La lucha debe ser entre soldados. Yo no quiero que muera un solo hombre más del pueblo. Yo les pido a los compañeros trabajadores que refrenen su propia ira (...) que no cometan ningún desmán (...). La ley caerá inflexiblemente sobre ellos (...) El pueblo no es el encargado de hacer justicia (...). Prefiero, señores, que sepamos cumplir como pueblo civilizado y dejar que la ley castigue".
Duración: 2 minutos |
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Discurso de Perón, luego del bombardeo. |
Pero faltaba un episodio más para concluir la dantesca jornada. Con las primeras sombras de la noche, grupos no identificados atacan la Catedral y la Curia Metropolitana. Este último edificio es rociado con nafta e incendiado. Otro tanto ocurre en las iglesias de Santo Domingo, San Ignacio, La Piedad, San Nicolás, La Merced, San Miguel y Nuestra Señora del Socorro.
Las llamas enrojecen la noche de Buenos Aires, destruyendo altares e imágenes. Esas escenas alucinantes quedarán grabadas en las retinas de muchos, haciendo olvidar -al igual que en abril del 53- las víctimas inocentes cobradas por el terrorismo, Perón condenará luego esos hechos, atribuyéndolos a grupos de provocadores.
Más tarde, se dirá que se trató de fuerzas organizadas, que partieron de la sede central del partido justicialista, del Ministerio de Salud Pública y de un organismo de informaciones. Esta versión se verá abonada por la lentitud del proceder de bomberos y policías. Algunos señalarían a Alberto Tessaire y Raul Bevacqua -este último ministro de Salud Pública desde el alejamiento de Carrillo- como responsables de los actos depredatorios.
Sea quien fuere el instigador -y los autores materiales- de tan deplorables hechos, nadie como el peronismo debió lamentarlos. Si la asonada militar resultó un fracaso, su epílogo no pudo ser más favorable para la oposición. Ahora, Perón era para muchos un sacrílego y un piromaníaco. Acabarían de persuadirse de que era imperioso acabar de una vez con el "tirano" y sus secuaces, antes que quemaran el Barrio Norte...
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La quema de iglesias. |