(4) El terrible 16 de junio 

En ese clima signado por la vonciglería "patriótica" en torno al petró1eo y el conflicto con la Iglesia, se llega al mes de junio. El día 11 -según se ha narrrado anteriormente- tiene lugar la procesión de Corpus Christi,  produciéndose el sonado episodio de la quema de la bandera y el posterior abandono del país de los monseñores Tato y Novoa, que llevan la tensión a límites extremos. 

Figura 23:
 
Aviones del 16 de junio de 1955
   
20 North American AT6 de la armada, al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots.
 
Cinco Beechraft AT11 de la armada, comandados por el capitán de corbeta Jorge Imaz.
 
Tres patrulleros/bombarderos Catalina, de la Base Espora, al mando del capitán de corbeta Enrique Mansilla.
Jet Gloster Meteor de la base Morón. Algunos de estos aparatos participaron de las fuerzas leales.

Hacia fines del año 1954 y principios de 1955, debe situarse la renaudación de la actividad conspirativa en el seno de las Fuerzas Armadas. Con particular intensidad en el arma naval, donde la oposición el peronismo era mucho más fuerte. 

El gobierno no estaba ajeno a esas actividades, de las que recibía frecuentes informes a través del teniente coronel Jorge Osinde. Sin embargo, no parecía tomarlas muy en serio. En febrero de 1955, un grupo de capitanes de fragata, en unión de algunos oficiales de aeronáutica, comenzó con el trazado de un plan revolucionario que incluía el asesinato del presidente de la Nación. Necesitados de un oficial superior que encabezara la intentona, lograron la adhesión del contralmirante de infantería de marina Samuel Toranzo Calderón.

Figura 24:
 
Cerca de la una de la tarde cae una bomba de la primer ola de ataque. Los civiles indefensos corren en pánico menos este ciudadano que queda paralizado por el terror.
Figura 25:
 
Un aspecto de la consecuencia demoledora del bombardeo en los alrededores del ministerio de Hacienda. 
Figura 26:
 
Desde la caja de un camión que lo protegía, un fotógrafo de la revista Esto es, tomó esta fotografía de la avenida Leandro N. Alem en pleno ataque.
Figura 27:
 
Cientos de autos estacionados o en circulación fueron destruidos.
Figura 28:
 
Automóviles arden frente al Ministerio de Hacienda como consecuencia del bombardeo.
Figura 29:
 
Varios trolebuses que pasaban por Paseo Colón fueron atacados. Uno de ellos recibió una bomba de lleno que mató a todos sus ocupantes.

También se procuraría obtener el apoyo del ejército, para lo cual se contactó al general Eduardo Lonardi, a través del capitán Antonio Rivolta. Pero Lonardi se excluyó, por considerar que no estaban dadas aún las condiciones apropiadas. El general Pedro Eugenio Aramburu, por su parte, se manifestó de acuerdo, pero se excusó de su participación porque carecía de tropas bajo su mando (era director de Sanidad del ejército).

Duración: 2 minutos
 
 
Bombardeo a la Plaza de  Mayo. Discurso de Perón del 13 de junio de 1955, 3 días antes del ataque.
La Revolución Justicialista. Grupo de Cine Liberación.
 
 

Más suerte tendrían los conspiradores con el general León Bengoa, a quien el militante nacionalista Luis María Pablo Pardo puso al habla con  Toranzo Calderón. Bengoa tenía mando de tropas con asiento en la provincia de Entre Ríos. Ambos jefes se pusieron de acuerdo al encontrarse secretamente en Buenos Aires. Convinieron buscar apoyo de otros oficiales, procediendo siempre con extrema prudencia, y volver a reunirse algún tiempo después.

Figura 30:
 
Cadáver de un civil caído bajo la metralla asesina.

Se buscó dar cierta base política al gobierno que habría de surgir del golpe militar. Para ello se hicieron contactos tanto con nacionalistas como con liberales, unidos por la aspiración común de acabar con Perón. Calderón habría de encabezar el futuro gobierno, asesorado por una junta  civil que integrarían el radical unionista Miguel Angel Zabala Ortiz, el conservador Adolfo Vicchi y el socialista Américo Ghiodi. No contaban, en cambio con la adhesión formal del radicalismo, conducido por Frondizi, ni tampoco con otros apoyos firmes en el ejército.

Figura 31:  
 
“El Motorizado”. Los primeros en llegar a la Casa Rosada y repeler el ataque del capitán de fragata Argerich. Murieron dos de sus hombres.
Figura 32:
 
"El pueblo y especialmente los trabajadores al conocer la noticia del levantamiento, como otras veces, se llamaron hacia la Plaza de Mayo, junto a la Casa de Gobierno, mientras otros, obedeciendo las indicaciones que se hicieron por radio se concentraron en la CGT" (JDP).
Figura 33:
 
Granaderos de la Casa de Gobierno en acción de defensa. Ocho conscriptos murieron en la luctuosa jornada.
Figura 34:
 
Civiles llegan a media tarde a la Plaza de Mayo. Muchos de ellos participaron de la “Batalla del Bajo” contra los infantes de marina.
Figura 35:
 
Con armas sacadas de armerías de la zona, militantes peronistas se enfrentan con los infantes de marina, escudándose en los arcos y recovas de Leandro N. Alem.
Duración 2 minutos
 
 
El bombardeo a Plaza de Mayo. La hora de los hornos. Grupo de cine liberación
 
 

Los sucesos del 11 de junio influyeron sobre los complotados, instándolos a acelerar sus planes. Aunque Bengoa era partidario de incorporar a otros generales, Toranzo Calderón tuvo noticias de que el gobierno estaba sobre la pista, lo que lo persuadió de la necesidad de actuar sin más de moras. 

La circunstancia de que el 16 de junio tendria lugar un acto de homenaje al general San Martín, con la participación de una formación de aviones Gloster Meteor que sobrevolarían la Catedral en horas del mediodía, decidió a los conspiradores por esa fecha. Se efectuaría un ataque aéreo a la Casa de Gobierno para dar muerte a Perón. 

Al mismo tiempo, un batallón de infantes de marina atacaría el edificio por tierra. También atacarían civiles armados, apoyando el ataque y tomando radios para emitir comunicados. Bengoa levantaría sus tropas en el Litoral y recibiría el apoyo de las escuelas de Artillería y Aviación de Córdoba, además de la base naval de Puerto Belgrano. 

Figura 36:
 
Indefensas víctimas civiles del cruel atentado.
Figura 37:
 
Una mujer acaba de perder su pierna.
Figura 38:
 
Cuerpo carbonizado de una de las víctimas.

Establecido en el ministerio de Marina, Toranzo Calderón obtuvo el apoyo del comandante de infantería de marina, vicealmirante Benjamín Gargiulo, y del ministro Aníbal Olivieri, que se internó el día anterior en el Hospital Naval para despistar. 

Figura 39:
 
Alberto Palazón, el locutor de radio Mitre que fuera obligado a leer la proclama por los golpistas.

Pero nada saldría como los sublevados lo habían planeado. El ministro de Ejército, general Lucero, supo en la noche del 15 al 16 que estallaría un intento golpista. Sin tomarlo muy en serio, informó a Perón. En horas del mediodía , se conoció el levantamiento de la Escuela de Mecánica de la Armada. Lucero volvió a entrevistarse con Perón y recibió de este instrucciones de reprimir el alzamiento. Al mismo tiempo, persuadió al presidente de la necesidad de abandonar la Casa de Gobierno y trasladarse al subsuelo del ministerio de Ejército. 

Duración: 5 minutos
 
 
El bombardeo a Plaza de mayo.
 
 

En esos momentos los rebeldes se habían apoderado del aeropuerto de Ezeiza, la Escuela de Mecánica, el Arsenal de Marina y el Ministerio de esa fuerza. Tropas de infanteria de marina se aproximaban a la casa de gobierno. 

Figura 40:
 
Una víctima del bombardeo alcanzada en los inicios del ataque dentro de un trolebús repleto, es retirada por ocasionales transeúntes.
Figura 41:
 
"Gran indignación causa el fuego de los aviones a reacción sobre calles atestadas de público que además de no ser un objetivo militar, estaban llenas de mujeres y niños que venían a presenciar ese día un desfile aéreo programado. Los aviones antes de huir hacia Montevideo, una vez fracasada la intentona, descargaron sus armas y sus bombas sobre la población indefensa."(JDP) 
Figura 42:
 
"El peronismo se ha llenado de mártires y entre ellos no hay un sólo hombre que, como nuestros enemigos pueda ser tildado de asesino con fundamento, como podemos llamarlos a ellos con razón." (JDP)

Mientras sus colaboradores adoptan disposiciones necesarias para reprimir a los sublevados, Perón recomienda al brigadier San Martín que se evite de bombardear el aeropuerto de Ezeiza. Luego, ante la noticia de que se están concentrando contingentes obreros en la CGT, manda a decir a Di Pietro que esos grupos no deben aproximarse a la Plaza de Mayo. Asimismo, instruye al jefe de policía para que no se produzcan desmanes en las calles. 

Figura 43:
 
El general Perón junto al ministro de Ejército, general Franklin Lucero, y otros altos oficiales sale de la Casa de Gobierno.
Figura 44:
 
Perón inspecciona los destrozos en la Casa de Gobierno.
Figura 45:
 
La secuela de los impactos en la Casa de Gobierno. Murieron en ella 20 personas.
 
Figura 46:
 
Una bomba  sin estallar, se observa ilustrada en el pavimento de una calle aledaña a la Plaza de Mayo.

Hacia las 12.45, aviones de la marina y la fuerza aérea sobrevuelan la Plaza de Mayo con su carga de muerte. Se inicia el bombardeo de la Casa de Gobierno y el ministerio de ejército. Con saña inaudita, los pilotos asesinos arrojan bombas y metralla sobre los transeúntes. 

Documentos:

Una masacre de Pueblo.

Escrito de Juan Perón.

Ver

Desoyendo las indicaciones del presidente, la CGT ha convocado por radio a los trabajadores. Muchos militantes peronistas se aproximan en camiones por la Avenida de Mayo cuando se produce la segunda incursión de los aparatos rebeldes. Esa vez se trata de los Gloster Meteor de la Aeronáutica, que descargan su artillería sin miramiento alguno. 

Figura 47:
 
"La sangre generosa de estos compañeros caídos por la infamia "libertadora" será siempre el pedestal de nuestra grandeza futura. Para nuestros enemigos, será el índice acusador de Abel, que los seguirá hasta su tumba, llenándolos de remordimiento y de vergüenza" (JDP) 
“La finalidad perseguida era simple: asesinar al presidente de la república mediante el bombardeo aéreo o la acción terrestre; intimidar a la población bombardeando o ametrallando las concentraciones de civiles...   Audio

16 de junio de 1955. Juan Perón habla a raíz del movimiento subversivo desde su comando de represión.
 

El número de víctimas civiles es enorme. Aunque la versión oficial informará que los muertos han sido 300, algunos testimonios dan cuenta de mas de un millar. Sólo el odio antipopular que mueve a los insurrectos puede explicar tanta saña. 

Figura 48:
 
Cómplices, organizadores e instigadores de la masacre civil:
   
Vicealmirante
Samuel Toranzo Calderón
Fue el oficial de más alto rango.
 
General León Bengoa.
Único jefe de Ejército participante. Fue detenido.
 
Contraalmirante
Benjamín Gargiulo
En la madrugada del 17 al verse rodeado, se suicidó en su despacho.
 
Cap. de fragata
Néstor Noriega
Comandó los ataques. Su avión descargó la primera bomba.
 
Cap. de Fragata
Antonio Rivolta
Jefe de Adiestramiento del Estado Mayor Naval. Diseñador del golpe y activo promotor.
Capturado, juzgado y sentenciado por el Consejo Supremo de las FFAA.
 
Cap. de fragata
Jorge Bassi
Miembro organizador, responsable de la toma del Aeropuerto de Ezeiza que serviría de reabastecimiento para los aviones atacantes. Huyó al Uruguay.
 
Cap de fragata
Francisco Manrique
Conspirador responsable del golpe, capturado y sentenciado. Luego periodista y fundador de un Partido Político.
 
Cap. de fragata
Juan Carlos Argerich
Responsable del fracasado intento de asalto directo a la Casa Rosada. Se rindió.
 
Contraalmirante
Aníbal Olivieri
Ministro de Gobierno Peronista. Fue juzgado y sentenciado. Fue luego premiado como embajador ante la ONU.
 
Adolfo Vicchi
Dirigente del Partido Demócrata (conservador) de Mendoza. Fue luego designado embajador en los EEUU.
Miguel Angel Zavala Ortiz
Dirigente del ala unionista de la UCR. Unico civil que escapó al Uruguay. Fue ministro de Relaciones Exteriores de la administración Illia.
 
Américo Ghioldi
Exiliado en Montevideo, dirigente del Partido Socialista fue premiado integrando la Junta Consultiva de gobierno y luego embajador en Portugal.
 
Figura 48:
 
Aviadores responsables de la masacre de civiles indefensos.
(Fuente: Diario Democracia, 19 de agosto de 1955)
 
C. E. Carús
 
E. Gavazzi

 

E. Coraga
L. Soto

 

E. Marelli

A. Martín
J. Jeannot
O. Pedroni
A. Pérez

A. Richmond
R. Robatto
J. Cano
 
J. De Martíni
J. Garavaglia
A. García
 
E. Gentilini
C. Mossera
J.C. Miranda
 
N. Noriega
N. Papini
S. Sobontes

O. Tachella
M. Torres

 

E. Velardo
   
J. Iglesias
 

 

 

En tanto, desde el ministerio de ejército se organiza la represión. La superioridad de las fuerzas leales va rindiendo todos los bastiones de los sublevados. Bengoa no ha podido mover sus tropas y los ataques a la Casa Rosada han sido rechazados. 

Tropas de Ejército rodean el ministerio de Marina. El comando revolucionario deberá rendirse y el vicealmirante Gargiulo se quitará la vida de un disparo en el interior del edificio. 

 
 
El avión particular del Director de la Escuela de Aviación abandonado después de que éste fuera apresado. Puede apreciarse claramente el Cristo Vence pintado en el fuselaje.
 
 
Símbolo del Cristo Vence en la actualidad. Puede vérselo en sitios reivindicatorios de la autodenominada Revolución Libertadora.

Pasadas las 18 se produce el último bombardeo, después de lo cual los pilotos rebeldes vuelan hacia el Uruguay. Más tarde se asegurará que en uno de los aviones viaja Miguel Angel Zavala Ortiz, que años más tarde sería canciller del gobierno de Arturo lllia. 

Figura 50:
 
Los aviadores fugitivos en Uruguay. Muchos con sonrisas en sus rostros, luego de asesinar a mas de trescientos civiles indefensos.
Figura 51:
 
Tropas leales inspeccionan los aviones rebeldes en Uruguay.

Al caer la tarde, controlada ya la situación y mientras la policía retira los cadáveres que siembran las inmediaciones de la Plaza, Perón habla por radio: "Nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión (...) les pido que estén tranquilos, que cada uno vaya a su casa. La lucha debe ser entre soldados. Yo no quiero que muera un solo hombre más del pueblo. Yo les pido a los compañeros trabajadores que refrenen su propia ira (...) que no cometan ningún desmán (...). La ley caerá inflexiblemente sobre ellos (...) El pueblo no es el encargado de hacer justicia (...). Prefiero, señores, que sepamos cumplir como pueblo civilizado y dejar que la ley castigue". 

Documentos:

Bombardeo del 16 de junio de 1955

Libro editado por el Archivo Nacional de la Memoria

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Duración: 2 minutos
 
 
Discurso de Perón, luego del bombardeo.
 

 

 

 

 

 

 

 

Fuego en las Iglesias

Pero faltaba un episodio más para concluir la dantesca jornada. Con las primeras sombras de la noche, grupos no identificados atacan la Catedral y la Curia Metropolitana. Este último edificio es rociado con nafta e incendiado. Otro tanto ocurre en las iglesias de Santo Domingo, San Ignacio, La Piedad, San Nicolás, La Merced, San Miguel y Nuestra Señora del Socorro. 

Figura 52:
 
La Curia Metropolitana incendiada, rodeada de manifestantes, al día siguiente del bombardeo del 16 de junio.

Las llamas enrojecen la noche de Buenos Aires, destruyendo altares e imágenes. Esas escenas alucinantes quedarán grabadas en las retinas de muchos, haciendo olvidar -al igual que en abril del 53- las víctimas inocentes cobradas por el terrorismo, Perón condenará luego esos hechos, atribuyéndolos a grupos de provocadores. 

Documentos:

Dos centenares de indocumentados.

Escrito de Juan Perón.

Ver

Más tarde, se dirá que se trató de fuerzas organizadas, que partieron de la sede central del partido justicialista, del Ministerio de Salud Pública y de un organismo de informaciones. Esta versión se verá abonada por la lentitud del proceder de bomberos y policías. Algunos señalarían a Alberto Tessaire y Raul Bevacqua -este último ministro de Salud Pública desde el alejamiento de Carrillo- como responsables de los actos depredatorios. 

Figura 53:
 
Interior de las Iglesias incendiadas en los alrededores de la Plaza de Mayo luego de la trágica jornada del 16 de junio de 1955. 

Sea quien fuere el instigador -y los autores materiales- de tan deplorables hechos, nadie como el peronismo debió lamentarlos. Si la asonada militar resultó un fracaso, su epílogo no pudo ser más favorable para la oposición. Ahora, Perón era para muchos un sacrílego y un piromaníaco. Acabarían de persuadirse de que era imperioso acabar de una vez con el "tirano" y sus secuaces, antes que quemaran el Barrio Norte... 

Duración: 24 segundos
 
 
La quema de iglesias.
 
 
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