(2) Estalla la violencia

Los primeros meses de 1969 tampoco estuvieron desprovistos de indicios de lo que luego ocurriría. Sin embargo, el gobierno no los evaluaba en su verdadera magnitud. 

En el mes de enero, Onganía continuaba abocado a la obtención de mayores apoyaturas sociales. Primero se reunió con representantes empresarios, a los que reiteró la necesidad de que ''toda la comodidad se organice con criterios técnicos" y aseguró que el ''tiempo político", desgraciadamente, estaba muy lejos aún. 

Figura 12:
 
Represión en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Poco después, recibió a dirigentes sindicales del sector colaboracionista, manifestándoles el deseo que se reunificara el movimiento obrero en una CGT fuerte pero despolitizada. Porque "la participación por la que estamos bregando es técnica, de estudio de problemas... no política ni verborrágica" les dijo. 

Mientras tanto, la designación de Jorge Daniel Paladino como delegado de Perón comenzaba a rendir frutos: las dirigencias de los partidos disueltos iban reapareciendo lentamente y había reuniones entre radicales y peronistas. El dique puesto a la política por el régimen de Onganía empezaba a fisurarse, y el agua se filtraba. En poco tiempo más, un torrente lo destruiría. 

Documentos:

El tercero en discordia.

Escrito de Juan Perón.

Ver

Aunque el "tiempo político" estuviera lejano, sería útil llevar a cabo un ensayo de las futuras formas participativas. El terreno elegido fue Córdoba, donde en el mes de marzo comenzó a funcionar un Consejo Asesor del Gobierno, integrado por las "fuerzas vivas" locales. La iniciativa, como era esperable, produjo desagrado y sospechas de "corporativismo". El organismo, cuyos miembros fueron escrupulosamente seleccionados por el gobernador, no funcionaría por mucho tiempo. 

Figura 13:
 
Perón junto a una delegación de estudiantes de la Universidad del Litoral que lo visitan. 

En abril, el clima social desmejoró sensiblemente. En Tucumán tuvo lugar un enfrentamiento de singular violencia entre policías locales y trabajadores, del que resultaron unos cuarenta heridos. En Santa Fe fue impedida una marcha organizada por obreros de esa provincia en protesta por el cierre de industrias. Preventivamente, el gobierno anunció que quedaban prohibidos los actos públicos conmemorativos del 1° de mayo. 

Por esos mismos días, la policía allanaba un departamento en la Capital Federal, produciéndose un intercambio de disparos con militantes peronistas que se encontraban en el lugar. 

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