Los Frutos de la Corrupción

Escrito de Juan Perón

 

Suelen decir los españoles: "Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces". Cuando los simuladores de la política argentina mencionan cínicamente a la democracia, no puedo menos que recordar la acertada afirmación hispánica. Los sucesivos "gobiernos" que fueron secuela de la "revolución libertadora" la invocan permanentemente mas allá de cuanto fuera preciso para que pudiera ser verdad. Es que cada uno de ellos, agente activo de un estado de corrupción integral a la que no ha escapado ni la política, ni lo económico, ni lo sindical, trata de escudarse en una falsedad porque no encuentra una sola verdad para apoyarse, y si bien poco han podido hacer contra la masa popular que no ha cedido a la corrupción y se ha mantenido pura, en cambio el horizonte directo ha sido pasto de la infamia en sus diversas formas impulsadas por una acción que usó como armas para la descomposición las peores pasiones de algunos dirigentes. Si el Movimiento Peronista se mantiene puro en sus bases es porque está formado por el Pueblo, aunque algunos pocos dirigentes se pudrieran al influjo del dinero, de las prebendas, de los apetitos electorales y, de las desmedidas ambiciones. 

Estos escarnecedores de la democracia, en lo político, comienzan por proscribir a la mayoría mediante las trampas de sus "estatutos" y, cuando ello no les es suficiente, recurren a las más burdas maniobras que configuran verdaderas atrocidades jurídicas y constitucionales, para burlar a la voluntad popular. Nada de cuanto pueda constituír el arsenal perverso e insidioso de los fiaudes políticos ha quedado inactivo en este período de la "democracia gorila", hasta que hemos llegado al momento en que se habla desembozadamente de la trampa que hay que hacer para evitar que la mayoría llegue a imponer su voluntad. Es que se ha llegado ya al colmo de lo impúdico y al límite de lo concebible en materia de corrupción.

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