22 de agosto

Incomprensión y heroísmo

“Así como la monarquía terminó con el feudalismo y la república terminó con la monarquía, la democracia popular terminará con la democracia liberal burguesa y sus distintas evoluciones democráticas de que hacen uso las plutocracias dominantes” – Juan Domingo Perón

 

El peronismo nunca tuvo una dirigencia de carácter estratégico que acompañara a su líder y fundador.

Su objetivo de poner en marcha una democracia popular y participativa no fue comprendida entonces, ni valorada como el único camino verdaderamente revolucionario capaz de conquistar la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.

El camino de la liberación trazado por Perón se basaba en la conformación de un proceso de autodeterminación política popular.

Intentó construir un Estado al servicio de esa creatividad masiva en la búsqueda de un proceso de construcción de grados de solidaridad crecientes, para derrotar el espíritu egoísta del individualismo capitalista y alcanzar la Unidad Nacional.

Mientras una clase política colonial se preguntaba sobre la conformación ideológica del justicialismo, Perón intentaba poner en marcha un proceso de participación popular donde la ideología sería simplemente la expresión diaria y concreta de la decisión de ese pueblo de liberarse.

Lo ideológico y lo doctrinario serían la expresión ajustada a la realidad de lo constatado diariamente, para adecuar e implementar en cada circunstancia histórica concreta, la decisión popular inquebrantable e "incorregible", de buscar su propia identidad y su propio destino a través de una efectiva liberación. La única verdad sería la realidad.

No se trataba de cercenar esa voluntad de liberación con la imposición de un esquema y objetivo delineado por una clase política profesional (típicamente liberal) o de una vanguardia esclarecida (típicamente marxista).

No era cuestión de dirigir al pueblo para su sumiso acatamiento a una verdad ya preestablecida y preelaborada, sino de conducir al conjunto del pueblo en un movimiento permanente de búsqueda de aquella verdad. Su legítimidad dependería en que fuera creada, pensada, y vivida entre todos.

En ese nuevo camino que no permitía abstracciones ideológicas que limitaran la voluntad creativa popular sólo había espacio para compartir valores políticos.

Por eso Perón se vio en la necesidad de conformar una doctrina que sirviera de guía y sostén orgánico a ese enorme y altamente diversificado mosaico de intereses sociales y económicos que representan una sociedad moderna.

Esa doctrinaria revolucionaria nació al calor de la lucha por la construcción de una nación justa, libre y soberana, que el líder desarrolló junto a Evita y los trabajadores dignificados.

Sin embargo, la ausencia de dirigentes con capacidad estratégica para comprender los asombrosos alcances históricos de estos principios, motivaron que en la historia del peronismo se diese un permanente recambio dirigencial.

Dentro de esas tensas contradicciones que caracterizan el choque de intereses en el devenir histórico, se provocaron no pocos vacíos de poder, que el enemigo aprovechó para infligir duras derrotas a la causa popular. Perón debió suplir la falta de comprensión revolucionaria de esas dirigencias con la movilización y el heroísmo extraordinario de sus cuadros intermedios, sus militantes de base y su pueblo.

En la memoria del movimiento peronista, el 22 de agosto evoca dos hechos fundamentales que tienen que ver con esos desencuentros dirigenciales y las correcciones protagonizadas por su líder.

Queremos compartir con ustedes estos dos momentos históricos especiales que nos recuerdan la determinación inclaudicable de nuestro pueblo y de sus militantes en el camino de la liberación.

Presentamos para ello dos documentos históricos y el documental: Charlas Militantes 6. La compañera Evita. La historia del renunciamiento.

Esperamos que lo disfruten.

 

Documental

Charlas Militantes 6: La compañera Evita

La historia del Renunciamiento.

Contenido:

Un conjunto de incomprensiones y presiones trazaba las coordenadas de una crisis política, que amenazaba con empantanar la revolución. Ningún sector dirigente parecía comprender que la única manera de afrontar los obstáculos exitosamente, así como asegurar el futuro, era profundizar la revolución en el terreno político.


A la burocratización de las dirigencias partidarias y gremiales, se sumaban las inquietudes de los militares y empresarios. Ante esto Perón contaba con un solo elemento capaz de contener las presiones e infundir el dinamismo organizativo y el vigor revolucionario que faltaba.
Era Eva Perón que imponía con su mística revolucionaria una profunda convicción que muchos confundían con un fanatismo desbordado.

 

Evita sería el elemento esencial que permitiría a Perón sortear la crisis, y restablecer su autoridad sobre una dirigencia amenazada por peligrosas tendencias centrífugas.

 

Duración: 36 minutos

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Documento: 22 de Agosto de 1951

El renunciamiento de Eva Perón

La crisis política de 1951

Contenido

(1) La necesidad de un sentido orgánico revolucionario.

(2) Los comienzos difíciles de 1951

(3) La candidatura irritativa

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Documento: 22 de agosto de 1972

La masacre de Trelew

El espíritu del mayo francés en la insurrección popular

Contenido:

(1) El espíritu del mayo francés

(2) Una larga partida de ajedrez

(3) Lanusse pierde la paciencia

(4) Los hechos de Trelew

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