LA DEMOCRACIA PERONISTA
NI PLUTOCRACIA ANARCOCAPITALISTA, NI PROGRESISMO LIBERAL
Nuestra bandera de la justicia social se divide en tres aspectos, la elevación de la cultura social del pueblo, la humanización del capital y la dignificación del trabajo. La elevación de la cultura social del pueblo es un principio basado en un nuevo derecho humano que el peronismo quiere cumplir que es el derecho de los pueblos de construir su destino.
El sentido de una nueva representación ciudadana es justamente devolver al sistema democrático la construcción de la confianza del ciudadano al sentirse representado en sus potencias actuales.
Es justamente la bandera de la justicia social la que puede resolver los problemas del desarrollo económico ya que un pueblo dignamente representado recupera la confianza y articula poder real en los gobiernos, permitiendo la proyección estratégica de los planes de reconstrucción de la nación con su consecuente fortalecimiento económico. Sólo el aumento de la confianza ciudadana puede recuperar la economía del subdesarrollo actual. Es decir que sólo un pueblo pleno de justicia social puede ser un pueblo económicamente libre. Exactamente todo lo contrario a lo expresado por los libertarios gorilas.
La forma de crecimiento del poder político del peronismo se logra con el aumento de la cultura social de la comunidad permitiendo la participación popular en la construcción de los planes de desarrollo del país, gestando un debate y una toma de compromiso que provoca la maduración de los criterios de análisis y profundiza la percepción de la realidad de todos los sectores involucrados. El aumento de la cultura social necesita de ámbitos institucionales para desarrollarse ya que dentro de la democracia liberal éstos no existen. El peronismo logró poner en marcha ese proceso de maduración política con el despertar de la conciencia social de los trabajadores. El desarrollo de esta actitud solidaria indujo a la construcción del primer escalón institucional que significó la organización gremial de la comunidad.
Sin embargo, las instituciones de la democracia liberal no tienen espacios de decisión ejecutiva comunitaria para que se desarrolle el siguiente escalón que es el desarrollo de la solidaridad nacional. Es decir, hay un proceso de maduración de la acción solidaria comunitaria que se expresa en necesidades organizativas que van gestando las nuevas instituciones. El peronismo despertó la conciencia social de los trabajadores que se agruparon para defenderse de la explotación capitalista. Pero esto no resolvía el problema de la dependencia que se expresaba con la ausencia de una fuerza nacional que sostuviera un proceso de desarrollo independiente. Se necesitaba un ámbito de debate donde participaran todos los gremios del país, trabajadores, empresarios, de la cultura etc. donde se pudieran crear los planes de desarrollo económico y social abandonando la filosofía liberal de la defensa de los intereses individuales y sectoriales.
En el lanzamiento del Segundo Plan Quinquenal Perón convocó a las Organizaciones Libres del Pueblo a participar en la elaboración del plan e ir conformando ámbitos de discusión para definirlo y sostenerlo. Los consejos socioeconómicos son una forma de imponer el interés de la nación sobre el conjunto de las fuerzas sociales, económicas y culturales que conforman una nación moderna. La maduración política se dará cuando la perspectiva de análisis de los intereses sectoriales se vea unida en términos estratégicos al destino de la nación. No se trata siempre de crecer en los derechos de cada sector sino a veces de ceder en favor de la Nación. Nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza.
La bandera de la justicia social del justicialismo aspira a la organización política de nuestra comunidad, fortaleciendo las instituciones que garanticen el desarrollo de la solidaridad social hasta alcanzar la solidaridad nacional sobre la cual se puede arribar a la unidad de todos los argentinos, objetivo último de nuestra revolución.