¿Y si probamos con Perón?/ Nuevo Documento

¿Y si probamos con Perón?

Muchas interpretaciones surgieron después de la derrota en las Paso. Algunas hicieron hincapié en aspectos de la administración de la Economía. Otras acentuaron el tema del discurso político y sus implicancias sociológicas. Sin embargo queda la impresión que dentro de las características actuales de la disputa política y nuestro posicionamiento en el espectro de las alternativas a la ciudadanía, no había mucho margen para algo muy diferenciado a lo que se hizo. Luego de conocerse los resultados se produjeron muchos cambios pero que tendieron a solucionar aspectos más cosméticos que fundamentales.

No se trata de rotación de funcionarios, de acentuaciones de tal o cual aspecto macroeconómico o de cambiar el sentido de los discursos. Se trata de cómo aumentar el poder político de un movimiento que está enhorquetado al sistema liberal y no puede desplegar ni la mística para movilizar al enorme poder de sus organizaciones políticas y sociales, ni presentar hacia la comunidad un mensaje esperanzador que rompa la quietud de las democracias coloniales que se están prendiendo fuego en latinoamérica ante el avance indetenible de los pueblos.

Es evidente que no se trata de una crisis de identidad política porque todos deseamos más o menos lo mismo. Se trata de cómo construir el poder suficiente para realizarlo. No se trata de discutir qué hacer con las fuerzas  que hoy disponemos, sino de cómo incrementarlas para resolver la situación colonial más allá de los matices. No es un problema de interpretaciones, es un problema de poder de fuego.

En el documento de la Fundación emitido antes de las Paso (Ver documento completo) elaboramos algunas apreciaciones respecto de la necesidad de la tan mentada institucionalización del Frente de Todos y aconsejamos profundizar la unidad abandonando el rol partidocrático liberal y promoviendo la necesidad de poner en marcha el movimiento nacional tendiendo a la construcción de una nueva democracia popular para enfrentar la colonización de las democracias liberales.
Vemos en este camino la única forma de romper con las limitaciones de la integración política a nuestras fuerzas basada exclusivamente en los objetivos electorales y abrir el camino para sumar a la lucha a todos los sectores que pretenden cambiar una forma de participación ciudadana que garantice romper con la base de la colonialidad.


Por eso debemos retomar el camino revolucionario del peronismo promoviendo una nueva forma de participación ciudadana. Una organización popular que permita crecer y madurar en conjunto a la comunidad incrementando a través del diálogo fecundo las solidaridades crecientes que permitan aumentar la densidad nacional (diría Aldo Ferrer) hasta alcanzar la unidad de los argentinos.
Para ello el peronismo promueve una nueva alternativa que lógicamente no es la democracia plutocrática de Macri, Carrió y Patricia Bullrich. Somos un movimiento que quiere una nueva democracia. La democracia sintetizada en La Comunidad Organizada y el Modelo Argentino.

Las dos democracias

Tenemos que profundizar el  debate sobre cuáles son las características diferenciales entre la democracia peronista, republicana, popular y la liberal, plutocrática y colonial. No hay otra. Los resultados de las Paso demuestran que el horno no está para bollos.
Las revueltas populares que estallaron en latinoamérica nos marcan un rechazo generalizado sobre las dirigencias políticas liberales y un repudio a los sistemas políticos que no generan procesos que puedan romper los fórceps coloniales y revertir la pobreza. Este rechazo en nuestro país se vio reflejado especialmente en nuestras filas donde no hubo una mística que motorizara a nuestros propios votantes. Los episodios del vacunatorio VIP y la famosa fotito de Olivos fue seguramente la gota que rebalsó el vaso, pero las causas son más de fondo.
La actitud ciudadana marcó un reclamo que es necesario sopesar. Hay un rechazo hacia las formas institucionales del liberalismo clásico que incluye a nuestras propias dirigencias. Parece que no funciona el discurso progresista donde se explica el problema y se da la solución desde un iluminismo vanguardista. Esto genera un rechazo que se confirma en una falta de mística militante y una abulia del pueblo en general.
Tiene razón Cristina Kirchner cuando se refiere a que hay dos modelos, pero es necesario profundizar ese debate porque no puede haber dos modelos con la misma forma de participación. O hay dos democracias o hay una democracia liberal con dos propuestas partidarias, una liberal y otra nacional y popular, ambas alimentando un sistema de participación que garantiza el basamento colonial generando una Comunidad indiferente, materialista y meritocrática.
No hay posibilidad de solución si no se incluye al pueblo en los debates políticos, la búsqueda de las soluciones y el reparto de las responsabilidades. Por eso hay que terminar con los mecanismos participativos clásicos del liberalismo donde los problemas de la nación son resueltos exclusivamente por las dirigencias políticas profesionales y el pueblo se mantiene en la tribuna, distante e indiferente.

Evitemos el divisionismo

Fue penosa la exposición pública de nuestras diferencias políticas luego de la derrota, que generaron seguramente un antes y un después que tendrá consecuencias difíciles de evaluar hoy. Pero es evidente que la falta de un objetivo estratégico común que pueda ordenar nuestras fuerzas en un crecimiento positivo y hacia afuera, es decir en un proceso de crecimiento de poder real,  genera una desconfianza divisionista hacia adentro, es decir un crecimiento cancerígeno y  disociativo.
Si nuestra propuesta sigue siendo la de un partido liberal más, con características nacionales y populares pero sin una convocatoria moderna al ciudadano de hoy, la respuesta será similar a la pasada. La etapa de enfrentamiento al Macrismo liberal ha terminado. Ahora somos gobierno y es tiempo de explicar un nuevo camino para nuestra Patria. No será posible la puesta en marcha de una nueva argentina detrás de un partido socialdemócrata nacional y popular que se diferencia del macrismo como un problema de gestión de gobierno.


Hoy la comunidad está esperando una propuesta nueva, distinta, no un artilugio de gestión dentro de una democracia fosilizada sino que pretende una nueva forma de democracia que la incluya y la represente de otra forma. El vedettismo liberal y de Ceos no se corrige con una propuesta panfletaria y progresista, sino con una convocatoria firme a nuevas formas de participación ciudadana. Es evidente que el pueblo no es seducido por las propuestas de la participación liberal y ni la progresista. La comunidad está exhausta de la grieta eterna que presiente como un camino sin retorno. Haber aceptado ser parte del mecanismo de enfrentamiento permanente para acceder al gobierno y plantear allí una alternativa liberadora pero aceptando el sistema liberal de representación es una trampa sin retorno. Todo el mundo está harto de los debates partidarios que no incluyen al pueblo. Toda la comunidad está esperando una esperanza superadora que ponga fin a este mecanismo destructivo que no permite ningún tipo de construcción institucional permanente.

Forjemos un acuerdo fundacional cómo Nación

Juan Perón propone en el Modelo Argentino una democracia integrada buscando un acuerdo fundacional para todas las fuerzas políticas y acotar de esa manera los debates a nutrir una diversidad que edifica un objetivo consensuado a largo plazo. De esa forma transforma automáticamente a la grieta, a la pelea por lograr el poder e imponer al resto de la Comunidad un plan ordenado desde determinada visión partidaria, en la necesidad de poner en marcha un diálogo constructivo que incluya en forma permanente a todas las fuerzas políticas y sociales. Todavía se recuerda con cariño y nostalgia la famosa foto Perón-Balbín de los setenta.


Si en lugar de ofrecernos como una alternativa de gobierno nos ofrecemos como una alternativa de democracia estaremos proponiendo la grieta correcta. La diferencia con el macrismo no debe ser una diferencia de administración de gobierno sino una concepción de democracia distinta donde podamos permitir la inclusión en el diálogo constructivo a todas las organizaciones populares y al ciudadano común a través de la planificación de la acción de gobierno.
Es necesario comenzar a plantear un camino alternativo que nos saque de la trampa de ser la alternativa progresista dentro de un sistema colonial de participación plutocrática.
Se sigue ninguneando a Juan Perón y su doctrina como algo del pasado ya superado. Sin embargo nadie expone una propuesta participativa superadora al liberalismo sin caer en el sectarismo provocado por la reacción a la vanguardia iluminada. Tampoco es el camino tomar al peronismo como una receta dogmática que necesita de intérpretes que terminan generando una reacción similar al rechazo a los iluminados. No es cuestión de hablar de la “santa doctrina” sino de debatir para qué sirve. Si es o no es el mecanismo que podría impulsar una nueva forma de participación ciudadana. No es cuestión de poner en un pedestal a la figura de Perón (de eso ya se encargó el pueblo) sino de predicar el sentido revolucionario de sus ideas y propuestas para una nueva argentina.


También existen compañeros que están afectados por una especie de estructuralismo criollo peronista, que sostiene que el problema se resuelve adosando a las instituciones liberales nuevas estructuras (Consejos socioeconómicos, de la Mujer, de la Niñez, estimulación del cooperativismo, etc) para generar un nuevo marco participativo. Es loable el esfuerzo (por ejemplo el INAES) pero está condenado al fracaso si no se acompaña con un cambio en la filosofía de la acción política en las dirigencias políticas y sociales y con el lanzamiento de un acuerdo político fundacional que termine con el electoralismo partidocrático que absorbe y anula todos los esfuerzos participativos. Se suma ahora el lanzamiento de la planificación de las acciones de gobierno como los históricos Planes Quinquenales. Todo esto suena bien pero solo funcionará si incluímos al pueblo en el debate. Sólo en una corriente autodeterminante estas instituciones alcanzan su dinámica participativa. Sin ella, adoptan la dinámica liberal de simples ordenadores de intereses sectoriales, sin una acción creativa de conjunto, sin diálogo constructivo.

Conclusiones


En noviembre estaremos donde hay que estar, de cara a nuestros enemigos históricos y enfrentado el peligro de disolución de la Patria. Sin embargo el rechazo a las formas de construcción política partidocrática liberal y el hastío comunitario nos obliga seriamente a volver a Perón y sopesar permanentemente sus alternativas políticas revolucionarias.
Ordenado nuestros espíritus para esa próxima batalla volvemos a repetir las conclusiones de nuestro documento anterior:

Necesitamos movilizar a todo el movimiento para garantizar un triunfo contundente ante el neoliberalismo en disolución. Debemos aislar definitivamente a las fuerzas políticas que impiden las nuevas formas de participación ciudadana para comenzar una nueva etapa que nos permita profundizar sobre las características de las nuevas democracias populares.


La institucionalización del Frente de Todos debe lograrse con la convocatoria a la construcción de esas nuevas formas participativas que entierren definitivamente las fosilizadas instituciones del liberalismo.


Debemos lanzarnos a la prédica de nuestras tres banderas fundamentales no como consigna partidocrática sino como basamento de una nueva forma de participación ciudadana para todos los argentinos.


Convoquemos a la toma de un compromiso estratégico a todas las fuerzas políticas y sociales que crean en los valores fundamentales de nuestro pueblo y que quieran poner en marcha a una nueva Argentina.

PERÓN NOS ESPERA EN EL FUTURO!
PATRIA SÍ COLONIA NO!

Comments are closed.